Tamayo y Niebla confirman destino del buque petrolero.
Sonrisas impregnadas de sana malicia. Miradas cómplices. Una carcajada ¿por qué no? La ineludible reflexión. Sucede así frente a la obra de Reinerio Tamayo Fonseca (Niquero, 1968) e incluso, al dialogar con el artista. La clave reside en la eficaz implementación del humor, así como de la cita -rara vez exenta de jocosidad- del estilo o fragmentos de obras de íconos del arte universal: Leonardo Da Vinci, Diego Velazquez, Francisco de Goya, Vincent Van Gogh, los bodegonistas del Barroco Español, Pablo Picasso, Salvador Dalí y el Ukiyo-e (más conocido por estampa japonesa). En el caso de los creadores del ámbito nacional no es palpable la impronta formal de ninguno. Sin embargo, en el orden conceptual es fuerte la presencia del espíritu contestatario, o como dijera el propio Tamayo, de la actitud de las artes plásticas de los ochenta -período en el cual se desarrolló parte de su formación artística.
Reconoce dicha herencia al igual que la del humorismo gráfico. De la práctica de dicho género provienen la inmediatez e ingeniosidad que le imprime a sus creaciones, al igual que la constante provocación al público. Haciendo historieta humorística, varios son los premios obtenidos en certámenes nacionales y foráneos. Entonces, ¿estamos en presencia de un pintor o de un humorista? De un pintor que disfruta el trabajo en el caballete, nos contesta. Su larga trayectoria pictórica da fe de esta pasión. Ello no significa en medida alguna el desprecio de otras manifestaciones. Según su manera de ver la creación artística, o más bien cómo se da ésta en él, primero surge la idea, la cual le demanda una ejecución ya sea por medio de la pintura, el grabado –técnica para la cual tiene varios proyectos que no ha podido ejecutar por falta de tiempo– o la escultura.
Si se revisan los listados de obras de sus exposiciones se puede constatar una presencia cada vez mayor de la obra tridimensional. Ya en la enseñanza elemental algunos de sus profesores se percataron de sus dotes para la escultura. Es en este momento donde se inicia en el mundo de la cerámica, cuya realización le provoca gran placer. En la pasada Bienal de La Habana el público pudo ver obras suyas que desafiaban el espacio. Ellas son Taxitiburón, que tuvo un emplazamiento infeliz en la Cabaña al verse privada del contacto con su referente –una de las calles de la Habana Vieja–, y uno de los “refrigeradores” que conformaron la muestra colateral Manual de instrucciones (CENCREM). Tamayo es un viejo conocido de las citas habaneras. Dentro de ellas ha participado en las siguientes muestras: El mundo es cruel (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, Centro de Arte 23 y 12 y Galería Juan David, IV Bienal de La Habana); la exposición colateral La familia del huracán (Galería La Casona,V Bienal de La Habana); la exposición colateral El gran juego(Centro de Arte 23 y 12. VII Bienal de La Habana), junto a Rubén Alpízar; el proyecto especial Maneras de inventarse una sonrisa (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, VIII Bienal de La Habana).
En la edición de este año se presentará con una escultura El buque petrolero, realizada con el artista matancero Eulises Niebla Pérez (Matanzas, 1963). No es el primer trabajo que realizan juntos. Ya hicieron algunas variaciones de la obra La lámpara maravillosa, presentada durante la exposición personal de Reinerio Tamayo Magma mia !!! (mayo-junio de 2008), en la Galería Villa Manuela de la UNEAC.
Eulises Niebla, tras egresar del Instituto Superior de Arte y cursar estudios en la beca Delfina Studio Trust (Londres), ha ejecutado una vastísima obra. El multipremiado escultor, es otro conocido del máximo certamen organizado por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. En 1994 (IV Bienal de La Habana) participó en la muestra Escultura cubana. Doce años después toma parte de la gran tropa que bajo las órdenes de Roberto Fabelo y Mario Miguel González (Mayito) intervinieron el CENCREM. Sin embargo, su presencia en el circuito expositivo capitalino no ha sido sistemática, tal vez a causa de su permanencia en Matanzas. En dicho territorio, especialmente en Varadero, se han emplazado muchas de sus obras.
Común a todas es la impecable factura que da el ejercicio diario del oficio. Viendo sus primeras obras es perceptible un tránsito desde el Constructivismo hacia el Mínimal. Se opera entonces una reducción de los volúmenes geométricos en su aspecto formal y el espacio deviene protagonista. Ello se acrecienta cuando se trata de la escultura ambiental donde, con gran economía de recursos, logra un sabio diálogo obra-entorno. Los materiales por él privilegiados son el metal, el mármol y el cristal, ya sean solos o combinados. Igualmente ha dominado con éxito el traicionero y difícil trabajo con el cemento directo. Columna, una de las piezas que engalanó la Avenida del Puerto de La Habana durante el Forum Internacional de Escultura Ambiental[1], es una prueba fehaciente de ello: ajustó la idea primigenia concebida para realizarla en metal, a los preceptos técnicos del hormigón. Resultados, al decir de la Dra. María de los Ángeles Pereira en las palabras del catálogo hecho a propósito del evento antes mencionado, Columna es una obra “esbelta y grácil, sin rebuscamientos formales, pero asimismo plena y rica en su proyección espacial”.
Sus composiciones se caracterizan por la armoniosa relación entre las partes, abordada con cierto hedonismo. Son en su mayoría no figurativas. Ello pudiera deberse a la naturaleza de sus temas que indagan sobre las inquietudes del ser y su historia, a partir de una conceptualización filosófica. Recurre a la cita intertextual como estrategia de inclusión en los espacios legitimados, a la vez que le sirve para cuestionar, desde la periferia, lo dictaminado como válido en los centros de poder. Pero a Niebla también le preocupa lo que le rodea tanto en un contexto inmediato –Cuba– como en uno que se pudiera pensar más apartado –el resto del mundo.
Con El buque petrolero, tanto él como Tamayo pretenden reflexionar sobre algunos aspectos de la globalización, pues son conscientes que una obra no puede contener por sí sola un fenómeno tan complejo. Sin embargo, el “buque” deviene multisemántico. Se puede leer como símbolo de la distribución de energía en el planeta, de la lucha de poderes entre las grandes potencias, de la manera en que las transnacionales devoran a los países tercermunditas, de la civilización moderna, de los desastres ecológicos. El preciado combustible ha sido la causa de crecientes conflictos bélicos y el precio del barril rige la economía mundial. Los autores no pretenden dramatizar sobre un mundo en crisis. Cuidado, tampoco es un panfleto. En el intento, más que el apunte sociológico, se erige la metáfora.
Todo el proceso creativo ha sido documentado, desde la concepción del proyecto en 3D hasta los últimos pasos. La escultura fue concebida para un espacio cerrado. De hecho, se exhibirá en el Pabellón C de la Cabaña. Ha sido pensada para un ambiente en penumbras, con el fin de ocasionar en el espectador cierta claustrofobia, que estará reforzada por las grandes dimensiones del “buque”. Debido a ello la pieza ha sido ejecutada por partes en el taller de Niebla. La misma será ensamblada in situ. Pero los autores no quieren una réplica exacta del “buque”. Le han dado la forma ondulada de una serpiente. Otra metáfora. El “buque” cual un voraz reptil va engullendo cuanto se interpone ante sus ansias de poder y de dominar el mundo.
Al parecer, El buque petrolero, tendrá de ambos creadores. De Reinerio el afán por no dejar de explorar cualquier tema de la vida que nos afecte como seres humanos; de Eulises el abordaje mínimal, la línea curva y dinámica, el acabado perfecto. Será entonces la oportunidad de ver juntos a dos grandes de nuestras artes plásticas.
Bárbara Beatriz Laffita
Proyecto desarrollado en La Habana entre el 18 y el 28 de abril del 2020.
Tamayo y Niebla confirm destination of the oil tanker
Smiles pervaded with innocent maliciousness. Complicity glances. A laughter, why not? The inevitable reflection. This is what happens in the face of the work of Reinerio Tamayo Fonseca (Niquero, 1968) and even when speaking to the artist. The key lies in the efficient use of humor as well as the appropriation –seldom exempt of hilariousness– of the style or fragments of works of universal art icons: Leonardo da Vinci, Diego Velázquez, Francisco de Goya, Vincent Van Goth, the Spanish baroque still-life painters, Pablo Picasso, Salvador Dalí and the Ukiyo-e (better known as Japanese print). The formal mark of domestic creators is not perceivable; however, conceptually there is a strong presence of the non-conformist spirit, or, as he would say, of the attitude of art during the 1980s, the period in which part of his artistic training occurred.
Tamayo admits such a heritage, just like that of graphic humor; its practice grants immediacy and ingeniousness to his creations as well as the constant provocation of the public. His comic strips have obtained several prizes in both national and foreign contests. Are we then in the presence of an artist or of a humorist? “Of an artist who enjoys easel painting”, he answers. His long painting career bears witness to this passion. In no way does this mean he despises other forms. According to how he sees artistic creation, or rather to how he considers it is present in him, it is the idea that first emerges and demands to be executed in painting, engraving –with projects pending for lack of time– or sculpture.
If we review the lists of works in his exhibitions we will notice an ever growing presence of tri-dimensional works. Already in elementary school some of his teachers perceived his talent for sculpture. It was in those years that he entered the world of ceramics, an art form that gives him great pleasure. In the latest Havana Biennial the public saw works of his that challenged space: “Taxitiburón” –unfortunately located in La Cabaña , where it lacked contact with its reference: the streets of the Old Havana– and one of the “refrigerators” that made up the collateral exhibition Manual de instrucciones at the National Center for Conservation, Restoration and Monumental Sculpture (CENCREM).
Tamayo has long exhibited in the galleries of Havana . He participated in El mundo es cruel (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, Centro de Arte 23 y 12 and Galería Juan David; Fourth Biennial); La familia del huracán (Galería La Casona , Fifth Biennial); El gran juego (Centro de Arte 23 y 12, Seventh Biennial), together with Rubén Alpízar; and the special project Maneras de inventarse una sonrisa (Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, Eighth Biennial).
At the Tenth Biennial he will present the sculpture El buque petrolero , created together with Eulises Niebla Pérez ( Matanzas , 1963). It is not their first work together, since they produced several variations of the piece La lámpara maravillosa , during Tamayo’s solo show Magma mia!!! (May-June 2008) , at Galería Villa Manuela, of the Union of Writers and Artists of Cuba (UNEAC).
After his graduation at the Higher Institute of Art and a study grant in London from Delfina Studio Trust he has developed a vast production. With several prizes, he has also participated in the top event organized by the Wifredo Lam Contemporary Art Center . In 1994 (Fourth Biennial) he took part in the sample Escultura cubana. Twelve years later he was part of the large group conducted by Roberto Fabelo and Mario Miguel González (Mayito) that took hold of the CENCREM. Nevertheless, his presence in the capital’s exhibition circuit has not been regular, perhaps because of his stay in Matanzas . Many of his works have been set up in that territory, particularly in Varadero.
Common to all his works is the impeccable achievement obtained from the daily practice of his craft. His initial works show a transit from constructivism to minimalism. Then there is a reduction of the geometrical volumes in their formal aspect and the space becomes the protagonist. That occurs to a greater extent in the case of environmental sculpture, where with great economy of resources he achieves a wise dialogue between the work and its environment. The materials preferred by him are metal, marble and glass, both separately and combined. He has successfully dominated the treacherous and difficult direct work with cement: “Columna”, one of the pieces that embellished Havana’s port avenue during the International Forum of Environmental Sculpture (Havana, April 18-28, 2000) is a good evidence of it: he adapted the original idea, conceived in metal, to the technical demands of concrete. In the words of Dr. María de los Ángeles Pereira to the catalogue of the above-mentioned event, “Columna” is a “slim and graceful work, without formal affectations, but at the same time plentiful and rich in its spatial projection”.
His compositions are characterized by the harmonious relation between the parts, handled with certain hedonism. They are mainly non-figurative ones. That could be due to the nature of his themes: man’s concerns and his history, from a philosophical standpoint. He appeals to the inter-textual quotation as inclusion strategy in acknowledged spaces, which also serves him to question from the periphery what has been declared valid in the power centers. But Niebla is also concerned with his environment, both in his most immediate context – Cuba– and in one that could be considered more remote: the rest of the world.
With “El buque petrolero” both he and Tamayo pretend to reflect on some aspects of globalization, conscious that only one work cannot contain such complex phenomenon. However, the “buque” has multiple meanings. It may be read as symbol of the energy distribution in the planet, of the struggle for power among the great powers, of the way in which multinationals devour third world countries, of modern civilization, of ecological disasters. The precious fuel has been the cause of growing war conflicts, and the barrel price rules world economy. The authors do not intend to dramatize on a world in crisis. Beware: neither is it a pamphlet; in the intent, more than in the sociological note, appears the metaphor.
The whole creative process has been documented, from the conception of the project in 3D to the final steps. The sculpture was conceived for a closed space –it will be exhibited in Pavilion C at La Cabaña –; it was thought for a dark space with the purpose of arousing certain claustrophobia in the viewer, reinforced by the large dimensions of the “buque”. For that reason the piece was produced by parts at Niebla’s workshop and will be assembled in situ. But the authors do not want a faithful reproduction of the “buque”; they have given it the wavy form of a serpent. Another metaphor: the “buque”, like a voracious reptile, swallows whatever stands in the way of its longing for power, for world dominion.
“El buque petrolero” will have from both creators. From Reinerio, the eagerness to explore any topic of life that affects us as human beings; from Eulises, the minimalist approach, the curved and dynamic line, the perfect finishing. It will be the opportunity to see two great figures of our fine arts appearing together.
Bárbara Beatriz Laffita
The project was developed in Havana between April 18 and April 28, 2020.